Puedo escuchar la voz del viento, repitiendo su nombre entre las tejas y las hojas. Susurrando a las estrellas ocultas, que ya no derramen su luz sobre la noche.
Puedo escuchar su voz, y no dejo de recordarte, quebrandome alas, buscando la herida que me abriste en la línea del corazón.
Puedo escuchar al viento, llamando a la lluvia.
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